Liberarse de lastres


"La razón para oponerse a las prácticas que no traen nada, es que disipan tu fuerza." Ralph Waldo Emerson. 

Seamos conscientes de ello o no, vivimos a merced de las rutinas de pensamiento que se manifiestan en lo que hacemos -o no hacemos- día tras día. Es innegable que la sucesión de comportamientos automáticos son los encargados de  configurar la forma que toman nuestros días. 

El automatismo de comportamientos no es malo per se. Si las rutinas automáticas están alineadas con nuestros objetivos, estamos liberando recursos cognitivos para asumir nuevos retos. Si por el contrario, tienen consecuencias perniciosas, estamos desperdiciando un recurso valioso que nos lleva a sentirnos agotados, frustrados y resentidos. 

Temer que al crear nuevas rutinas nos estamos convirtiendo en robots, es sencillamente risible ya que,  si nos fijamos bien,  habitualmente seguimos patrones automáticos al igual que los robots; es decir, ya veníamos siendo autómatas sin saberlo. La "libertad" sin límites de la que creemos gozar es sencillamente una seguidilla de rutinas que no necesariamente abonan el terreno donde queremos que crezcan nuestros sueños. El  intervenir intencionalmente en la generación de nuevas rutinas, nos lleva a recuperar el timón para dirigirnos hacia mejores derroteros. 

Programémonos. 

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