Lo que emerge cuando el ruido cesa

"Estas son las voces que escuchas en soledad, pero se vuelven débiles o inaudibles cuando entramos en el mundo." Ralph Waldo Emerson

Algo que he encontrado en el trabajo de diferentes escritores de épocas lejanas y cercanas, es una fuerte exhortación a la exploración y el cultivo la soledad. En habla hispana, la palabra soledad suele tener una connotación negativa. Nuestras asociaciones con ella tienden a ser no muy alentadoras. En inglés, sin embargo, hay dos palabras para la soledad. La primera de ellas es loneliness y se usa para referirse a estados de tristeza profunda y depresión. La segunda es solitude, que se refiere a un aislamiento voluntario.

La cita del día de hoy se refiere a la segunda. En este sentido, a lo que nos invitan pensadores del tamaño de Emerson, Sartre, Huxley, etc, es a hacer uso de un confinamiento voluntario que nos permita observar sin juzgamiento el contenido habitual de nuestras mentes. Recomiendan que no nos quedemos rumiando acerca de este o aquel pensamiento y que permitamos que la turbiedad cese por medio de la contemplación. 

Lo más interesante que sucede en la quietud de la contemplación es que poco a poco, empiezan a emerger cosas que yacen detrás de la usual cacofonía en nuestras cabezas. Lo que emerge es justamente la luz que nos ayuda a darle forma al sentido que traemos a nuestras vidas. Sé que puede sonar algo esotérico, sin embargo, la experiencia me ha demostrado que los pensadores que mencioné anteriormente no estaban errados en su apreciación.  

Ahora estoy convencido de que la soledad es absolutamente esencial para gozar de una buena salud emocional y psicológica. La soledad es lo que alimenta nuestra autenticidad y nos permite crear puentes más honestos y abiertos con los demás.